lunes, 7 de enero de 2013

Loterías y Premios (II): Cancelando deudas



Es posible que a algún lector afortunado la suerte le haya sonreído, de tal manera que después de haber comprado durante años la Lotería de Navidad y/o del "Niño", por fin, este año os ha tocado, o simplemente sois como yo, no-habituales de este tipo de sorteos, pero siempre compráis algún billete para probar suerte.

En mi caso nunca me ha tocado nada más allá de un reintegro, por lo que jamás me he visto en la disyuntiva de decidir qué hacer con mi premio, pero siempre he imaginado qué haría.

Supongo que la mayoría pensamos qué nos compraríamos, o cómo lo repartiríamos entre familiares y amigos (ver repartos en post anterior). Pero no todo es consumo y repartos, el dinero debe trabajar por nosotros, hay que invertirlo, para que este no acabe desapareciendo poco a poco o rápidamente, según se nos "caliente" más o menos "la mano".


En primer lugar, debemos considerar que en el post no estamos hablando de premios pequeños, sino más bien de aquellos que superen los 200 mil o 300 mil euros.

Una vez aclarado el tema de los impuestos, podemos considerar qué hacer con el dinero.  

Cuando nuestro premio no supera nuestro endeudamiento global, lo más sensato es conservar dicha liquidez, nunca sabremos cuando lo vamos a necesitar.

Hay quien con este dinero decide liquidar la hipoteca, o prestamos, etc. Esta opción puede ser interesante en función de nuestra situación:

Si no tenemos ingresos, porque estamos en una situación desfavorecida, más que liquidar por completo nuestros préstamos, vale más la pena amortizar parcialmente deuda para dejar la cuota en niveles asumibles y que al mismo tiempo nos quede un remanente del premio para que podamos hacer frente durante un período de seguridad a los gastos cotidianos: alimentación, luz, agua, etc., ya que si liquidamos toda la deuda y nos quedamos sin nada del premio, efectivamente no tendremos la obligación de pagar la hipoteca o las deudas con bancos y financieras, porque están canceladas, pero como no ingresos regulares, no podremos hacer frente a los gastos mínimos de mantenimiento del hogar y la familia.

¿Esto quiere decir que si tenemos ingresos regulares, con el premio deberíamos liquidar todas nuestras deudas? 
Pues no, no es tan fácil. Lo ideal es amortizar aquellos préstamos donde pagamos más intereses, y fijaos que no digo que tengamos los intereses más altos, sino aquellos donde proporcionalmente pagamos una mayor parte de intereses con respecto al total de la cuota.

Como ya sabéis por mi post acerca de los préstamos, la mayoría de las operaciones de los bancos y financieras españolas se realizan mediante un sistema de amortización francés, esto quiere decir que al principio de la vida del préstamo pagamos más intereses que al final.

Por ello, dependiendo del momento en que nos encontremos del préstamo, al principio o al final, pagaremos más o menos intereses, y decidiremos si amortizar o no una deuda.

Otro factor importante es tener en cuenta si estamos desgravando fiscalmente por dicha hipoteca, y si la desgravación compensa los intereses pagados. Normalmente, en los préstamos hipotecarios que se encuentran en el tramos finales de su cuadro de amortización (falta menos de la mitad para que el prestamos llegue a su vencimiento), compensa mantenerlos, porque prácticamente la desgravación se está produciendo por el capital y no por intereses pagados.

¿Y a pesar de todo, por qué es tan importante mantener algo de liquidez a pesar de que lo más cómodo o sencillo es cancelar las deudas?  
Mantener ciertos niveles de ahorro nos da la posibilidad de elegir, de tener opciones de qué hacer con el dinero, de mantener fondos para imprevistos, como por ejemplo una disminución salarial o el desempleo, gastos médicos, averías de vehículos, electrodomésticos, en la vivienda, etc. O simplemente esperar otras oportunidades.

El caso es que si nos gastamos todo el dinero en cancelar deudas, y en el futuro necesitamos dinero para uno de estos imprevistos, a pesar de ser solventes, no tener deudas y que nuestras propiedades no estén hipotecadas, hoy por hoy ya no es tan fácil conseguir financiación, o al menos estas mismas financiaciones se realizan a intereses más altos y por lo tanto nos prestan dinero más caro, además de que implican nuevos gastos de formalización (gastos de notaría, impuestos, registro de la propiedad, etc.).

En el siguiente post de esta serie veremos las alternativas de inversión una vez liquidados los impuestos y canceladas o amortizadas nuestras deudas, es decir, cómo vamos a sacarle partido a nuestro premio.


Mr. Fahrenheit

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